El cambio climático, causado por niveles peligrosos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocadas por el hombre, se considera uno de los problemas globales más apremiantes que enfrenta actualmente la humanidad. La ciencia ha establecido que, para limitar el aumento de la temperatura global a solo 2ºC respecto a niveles preindustriales, es preciso una reducción global del 40% al 70% en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para la década 2030 – 2040 (Pollitt, 2019).
Con esto en mente, en el marco internacional se han abordado acuerdos intergubernamentales con el propósito de establecer compromisos y hojas de ruta para que los Estados se encaminen hacia la reducción de emisiones e implementen medidas para adaptarse a las consecuencias del cambio climático. De esta manera, se estructura a nivel internacional un régimen global orientado a la gobernanza del cambio climático. Esta estructura se construye en torno a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC o UNFCCC por sus siglas en inglés), en el marco de la cual se adoptó en el año 2015 el Acuerdo de París (AP). Este acuerdo tiene por objetivo limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC (respecto a niveles preindustriales) instando a realizar los mayores esfuerzos por mantenerlo por debajo de 1.5ºC de aumento.
Conjunto al complejo normativo, se articulan dentro del régimen de gobernanza climática, mecanismos e instrumentos orientados a facilitar a los Estados el cumplimiento de sus objetivos de mitigación y adaptación. Entre estos se encuentran los instrumentos económicos y en particular los llamados mecanismos de mercado sobre los que se profundizará a continuación.
¿Cómo funcionan los mercados de carbono?
El mercado de carbono parte del principio de precificación de la contaminación (carbon pricing) como un mecanismo para generar los incentivos necesarios para reducir las emisiones de GEI de una manera costo-eficiente. Este instrumento apunta a la identificación de los sectores con mayor rentabilidad para la descarbonización y a la generación de flujos de financiamiento que permitan abordar y escalar la mitigación dentro de un sistema dado.
La precificación del carbono apunta a abordar directamente la externalidad ambiental involucrada en la contaminación y, como tal, posee un mayor nivel de efectividad ambiental en comparación con instrumentos convencionales.
En este sentido, el mercado puede ayudar a:
Reconocer la multiplicidad de sectores a descarbonizar
Identificar el abanico de tecnologías bajas en carbono existentes por sector
Reconocer el rol de la reducción y sustitución por demanda; y
Promover una reorientación de los consumidores
(Pollitt, 2019).
Los mercados de carbono se encuentran entre los medios más innovadores y rentables para promover la mitigación del cambio climático. Los mismos apuntan a crear una atracción de mercado para nuevas tecnologías de energía limpia y, al mismo tiempo, poner un precio a la contaminación; proporcionando de esta manera incentivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) (Hamilton et al., 2009, p.28).
Los mercados de carbono ayudan a canalizar los recursos hacia los medios más costo-eficientes para reducir las emisiones de GEIs. Asimismo, cuando se integran a un mecanismo de cap and trade, castigan (monetariamente) a quienes emiten más de una cuota establecida, y premian (de nuevo, monetariamente) a quienes emiten menos. Al hacerlo, alientan a las personas a emitir menos y cambiar la economía haciendo que las tecnologías que emiten menos carbono sean más competitivas frente a sus contrapartes intensivas en carbono (Hamilton et al., 2009).
Mercados Regulados y Mercados Voluntarios
Existen dos tipos de mercado de carbono:
El mercado regulado de cumplimiento normativo; y
Los mercados voluntarios.
Los mercados regulados se crean como resultado de cualquier política o requisito normativo nacional, regional y/o internacional de reducción de emisiones. De esta manera, es utilizado por empresas y gobiernos que por ley tienen que dar cuenta de sus emisiones de GEI. Este mercado está regulado por regímenes obligatorios de reducción de carbono nacionales, regionales o internacionales. Tal es el caso de los mecanismos de mercado instrumentados en el marco del Protocolo de Kyoto, como el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), o el Emissions Trading Systems (ETS) Europeo que, bajo una modalidad cap-and-trade, regula diversos sectores en el plano regional. En este modelo de mercado, los entes reguladores establecen un límite a las emisiones de carbono, o “cap”, que disminuye lentamente con el tiempo.
De acuerdo a Refinitiv, el tamaño total del mercado de cumplimiento es de 261.000 millones de USD, lo que representa el equivalente a 10,3 Gt de CO2 negociadas en los mercados de cumplimiento en 2020 (Fernandez Jurado, 2022).
Por su parte, en el mercado voluntario, el comercio de créditos de carbono parte de la iniciativa de los actores involucrados y se encuentra por fuera de la regulación de la CMNUCC u otro ente gubernamental. Bajo este instrumento las organizaciones o individuos con operaciones que generan reducciones o capturas de carbono, pueden certificarlas y venderlas a empresas e individuos que deseen disminuir cuantificablemente la cantidad de CO2e que emiten. Si bien estos mercados presentan una mayor flexibilidad y no tienen límites a las reducciones de emisiones, esto también ha traído dos problemas: I. la falta de transparencia y monitoreo, y II. una amplia gama de mercados con proyectos viviendo en varios registros que reportan diferentes datos, lo que dificulta tener una idea del panorama (Fernandez Jurado, 2022).
Por estos motivos, el mercado voluntario de carbono es más pequeño que el mercado regulatorio, con un tamaño estimado de US $400 millones en 2020 (Fernandez Jurado, 2022).
La experiencia lanzada en la Provincia de Córdoba
En el marco del Programa de Reducción y Compensación de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero del Ministerio de Servicios Públicos de la Provincia de Córdoba (MSP), se llevó a cabo el pasado jueves, la Subasta de Unidades de Carbono Verificado. Se trata de la primera experiencia piloto en la Provincia orientada a la valorización de reducciones de emisiones de carbono para su posterior utilización o compensación por parte de distintos actores en la órbita del Ministerio. Esta iniciativa busca sentar un precedente en la implementación de instrumentos de mercado para la mitigación de emisiones a nivel subnacional.
La misma integra a diversos actores, tanto gubernamentales como actores de la sociedad civil, el sector empresarial y la academia, en la definición de parámetros para la valorización de unidades de carbono desplazado provenientes de distintos proyectos de mitigación a nivel provincial.
Las iniciativas incluidas son:
1- Generación Distribuida fotovoltaica
2- Proyectos de generación de biogás
3- Autoconsumo de Biocombustibles (biodiesel)
4- Industrias que accedieron al Gas Natural en reemplazo de combustibles fósiles de alta intensidad de carbono
5- Empresas con actividades comerciales que hayan certificado su SGE con la norma ISO 50001
Diversos titulares de proyectos vinculados a las iniciativas mencionadas tuvieron la posibilidad de presentarlos para que, luego de un proceso de preselección, el Comité de Certificación establecido por el MSP los validadara y cuantificara la reducción de emisiones de cada uno.
Una vez registrados los proyectos y cuantificadas las reducciones de emisiones de cada uno, se generaron los UCVs (Unidades de Carbono Verificado), proporcionales a dichas reducciones, que luego fueron puestos a disposición para su comercialización en el marco de la subasta. En el marco de la subasta, diversos actores que busquen compensar sus emisiones de GEIs (demandantes) compran los UCVs.
En el marco de la subasta, diversos actores que busquen compensar sus emisiones de GEIs (demandantes) adquieren los UCVs. A partir de allí, se le entrega a cada demandante un Certificado de Carbono Desplazado (CCD) donde se indica la cantidad de UCVs adquiridos y el total de emisiones a la que ellas corresponden (Ej.: 3 UCVs → 3 tCO2e). Los titulares de los CCDs pueden entonces utilizarlos para certificar que han compensado total o parcialmente (según corresponda) sus huellas de carbono.
Como tal, esta iniciativa busca generar una plataforma para la puesta en valor de reducciones de emisiones a pequeña escala que, a día de hoy, no son posibles de validar a través de estándares internacionales como el Gold Standard o VERRA.
De esta manera, el proyecto apunta a:
Promover la mitigación del cambio climático en el ámbito provincial; a partir de la generación de incentivos económicos que fomenten la ambición de los objetivos de reducción de emisiones en los actores locales.
Mejorar la participación de los sectores público y privado en la ejecución de proyectos que acompañen el cumplimiento de los compromisos asumidos a nivel provincial y nacional en materia de acción climática.
Permitir oportunidades para la coordinación entre instrumentos y arreglos institucionales pertinentes, con espacios de gobernanza y participación.
Esta Subasta se constituirá como una experiencia piloto para un potencial mercado de carbono provincial, de carácter voluntario y restringido; donde distintos proyectos sustentables validarán unidades de carbono desplazado, y actores con incentivos para compensar sus emisiones adquirirán los permisos de emisión en el marco del mismo.
Al tratarse de una experiencia piloto, se utilizaron metodologías simplificadas para la validación de los proyectos y la emisión de los UCVs. En tanto, esta primera etapa de implementación, busca evaluar la dinámica y aplicabilidad de un mecanismo de subasta, con el objetivo de refinar su funcionamiento para futuras rondas.
Asimismo, en aras a asegurar la trazabilidad de estos intercambios, así como evitar la doble contabilidad y la doble venta de las UCVs, todo el proyecto se basa en la tokenización del proceso a través de tecnología blockchain, asentada en las redes públicas del BIDLab, para la emisión, seguimiento y retiro de las UCVs. De esta manera se facilitó el registro de proyectos y la emisión de certificados, aportando confiabilidad y transparencia, al mismo tiempo que se garantiza la trazabilidad de la información.
Desde HINS Energía, formamos parte de un equipo multidisciplinario de trabajo convocado por el MSP, para llevar adelante los lineamientos de esta iniciativa. Asimismo, participamos de la subasta como demandantes de UCVs, con el objetivo de compensar nuestra huella de carbono.
En HINS creemos que un mundo sustentable, colaborativo y bajo en emisiones es posible. Por ello, trabajamos en pos de la transición energética y la integración de la acción climática como instrumentos fundamentales para generar cambios profundos en los modelos de producción y consumo. Desde 2009 generamos valor a través del desarrollo de proyectos de energías renovables y conceptos de sustentabilidad.
Somos líderes en el diseño, construcción, operación y mantenimiento de proyectos solares fotovoltaicos y pioneros en el desarrollo integral de un concepto innovador, el de la generación distribuida comunitaria. Abordamos cada proyecto con un enfoque integral, cubriendo aspectos técnicos, económicos, ambientales y con un profundo conocimiento de los marcos regulatorios a nivel nacional y provincial.
Desde nuestra división de cambio climático y sustentabilidad, nos enfocamos en el acompañamiento a actores públicos y privados en el diseño e implementación de estrategias de sustentabilidad y acción climática, a partir del cálculo de huella de carbono de la organización, con el objetivo de avanzar hacia un modelo sustentable y bajo en emisiones.
En HINS consideramos que la sinergia y cooperación entre diferentes actores estratégicos es primordial para potenciar la acción en pos del cumplimiento de los diferentes objetivos, por ello contamos con una amplia red de alianzas a nivel local e internacional, con las cuales desarrollamos y articulamos diferentes iniciativas con impacto económica, social y ambiental.