mayo 23, 2025
El camino hacia una transición energética sostenible no se construye únicamente desde la innovación tecnológica, sino desde la capacidad de adaptarse a las realidades territoriales y sociales de cada comunidad. En ese sentido, Argentina ha dado un paso clave con la incorporación de la Generación Distribuida Comunitaria Virtual (GDCV), una nueva modalidad que redefine lo posible en materia de acceso a energías limpias.
Desde HINS, entendemos esta evolución no solo como una innovación normativa, sino como una oportunidad concreta para profundizar los procesos de participación energética. La GDCV no reemplaza a los modelos existentes: los complementa, los expande y los acerca a distintos sectores socioproductivos.
GDCV: una herramienta para ampliar el acceso a la energía renovable
La Generación Distribuida Comunitaria Virtual permite que distintos usuarios —con puntos de suministros diferentes— compartan los beneficios de una instalación de generación renovable sin necesidad de conexión física directa. Es decir, traslada el concepto de comunidad energética al plano digital, habilitando el balance neto virtual. Este esquema es especialmente relevante para usuarios que pertenecen, de manera exclusiva, a una categoría de usuario con cargo por potencia contratada.
Lo importante no es solo la flexibilidad técnica, sino lo que esta figura representa en términos de ampliación del acceso a la transición energética a través de mayor rentabilidad. Si la GDC permitió desatar procesos de organización energética colectiva más allá del autoconsumo individual, la GDCV agrega una capa de inteligencia digital que extiende ese derecho hacia nuevos sectores socioproductivos.
¿Cómo funciona técnicamente el balance neto virtual?
La Generación Distribuida Comunitaria Virtual se complementa —no sustituye— con el modelo de Generación Distribuida Comunitaria ya existente. Ambos modelos comparten la lógica de asociatividad, pero la GDCV incorpora una dimensión digital que permite que la demanda e inyección total estén monitoreadas en tiempo real, permitiendo realizar un balance entre la energía demandada por el usuario y la inyectada por el sistema comunitario.
Está diseñada para usuarios con cargo por potencia contratada y se apoya en:
– Medidores que monitorean en tiempo real tanto la demanda como la inyección.
– Un sistema de registro horario con intervalos de 15 minutos.
El balance neto se refleja en la factura del usuario de forma diferenciada:
▶ Autoconsumo virtual: energía generada e inyectada que coincide con la demanda en el mismo intervalo horario.
▶ Excedente inyectado: energía no autoconsumida, valorizada a la tarifa vigente.
Este modelo contempla además que:
– El usuario integrante actúe como cesionario de cantidades de energía desde la instalación comunitaria.
– Se realice un balance técnico entre energía demandada e inyectada en cada intervalo, distinguiendo entre autoconsumo virtual y excedente.
– La factura refleje de manera independiente tanto el balance neto de energía como el de facturación, valorizando la energía inyectada que no fue autoconsumida.
Cada instalación debe:
– Estar habilitada y registrada.
– Garantizar trazabilidad de datos.
– Tener un acuerdo con la distribuidora para validar y distribuir créditos.
El éxito del modelo depende tanto de la calidad del sistema de medición como de la transparencia y regularidad en la gestión de los créditos. Esto transforma al balance neto en una herramienta de equidad energética basada en datos.
El desafío de transformar el modelo energético con rentabilidad
Implementar GDCV no es solo una cuestión técnica: requiere construir confianza, trazar alianzas territoriales y sostener procesos participativos. No basta con montar paneles. Hay que acompañar a los actores en el armado institucional, financiero y regulatorio del proyecto.
En HINS ya lo estamos haciendo. No desde la teoría, sino desde la práctica. Acompañamos desde el diseño conceptual y la ingeniería de detalle hasta la instalación y el monitoreo, proponiendo soluciones adaptadas a la realidad de cooperativas, municipios, consorcios y empresas.
Creemos que la transición energética no puede dejar a nadie afuera. Y por eso esta herramienta nos entusiasma: porque incluye, multiplica, transforma, a partir de un esquema que promueve mayor rentabilidad económica.
Y, además, plantea una pregunta urgente: ¿qué otras formas de organizarnos energéticamente podemos imaginar?
En HINS, optamos por el desarrollo de soluciones que combinan ingeniería de excelencia con construcción territorial. Sabemos que el futuro energético se diseña en red, y que herramientas como la GDCV son esenciales para que esa red sea más abierta y sostenible.