mayo 23, 2025
La transición energética exige mucho más que un cambio tecnológico: demanda una reconfiguración profunda de cómo concebimos, producimos y distribuimos la energía. En Argentina, el creciente impulso hacia fuentes renovables abre la oportunidad para modelos innovadores y complementarios como la Generación Distribuida Comunitaria (GDC), que permite ampliar las capacidades del sistema eléctrico y consolidar una transición más descentralizada, participativa y resiliente.
Desde HINS acompañamos esta transformación desde el territorio. No como una tendencia, sino como una respuesta estructural, pensada desde el conocimiento técnico, la viabilidad económica y la construcción territorial. Nuestra experiencia en el desarrollo de parques solares comunitarios en Córdoba, junto a cooperativas, municipios y consorcios industriales, nos permite afirmar que la GDC no solo es posible: es deseable y urgente.
Definición y fundamentos de la Generación Distribuida Comunitaria
La Generación Distribuida Comunitaria (GDC) es un modelo de generación de energía renovable donde múltiples usuarios con puntos de suministro independientes —residenciales, comerciales, industriales o institucionales— participan colectivamente de un sistema de generación conectado a la red pública de distribución. La energía generada se inyecta a la red pública y los créditos por esa inyección se distribuyen entre los participantes de acuerdo con su porcentaje de participación, impactando directamente en la reducción de su factura eléctrica.
Esta figura está definida por el marco normativo nacional (Ley 27.424) y regulaciones provinciales como las de Córdoba, que incorporan actores como el Usuario Titular Comunitario (persona humana o jurídica titular del sistema de generación) y los Usuarios Integrantes Comunitarios (beneficiarios de los créditos). La GDC permite estructurar esquemas remotos, sin necesidad de que el generador esté ubicado físicamente en el mismo sitio que el consumo.
Desde el punto de vista técnico, la GDC maximiza la eficiencia del sistema al aprovechar economías de escala y optimizar los recursos disponibles. Desde lo social, promueve la equidad energética: habilita la participación de actores que, por condiciones edilicias, económicas o de red, no podrían acceder a un sistema individual. Y desde lo institucional, exige modelos de gobernanza colaborativos y una articulación estrecha entre usuarios, cooperativas eléctricas, distribuidoras, organismos de control y gobiernos.
Por todo ello, la GDC no es simplemente una variante técnica: es un nuevo paradigma de gestión energética basada en la asociatividad, el uso inteligente de los recursos comunes y la redistribución de los beneficios de la transición energética.
Marco normativo: evolución, oportunidades y obstáculos
La Ley Nacional 27.424 sentó las bases en 2017, pero ha sido la dinámica normativa de provincias como Córdoba la que abrió las puertas a modelos comunitarios robustos. Las resoluciones provinciales N° 1/2021 y N° 9/2024 delinearon figuras clave como los Usuarios Titulares Comunitarios y los Usuarios Integrantes, y validaron la transferencia de créditos entre múltiples puntos de suministro.
La Resolución N° 235/2024, al ampliar el límite de potencia a 12 MW, representa un hito para proyectos de escala media, y posiciona a la GDC como una opción realista para parques industriales, polos tecnológicos, parques públicos y asociaciones de usuarios.
Sin embargo, el desafío sigue siendo armonizar criterios técnicos y contractuales entre jurisdicciones, y consolidar mecanismos de financiamiento que no dependan exclusivamente del esfuerzo de cada actor local.
Modelos de financiamiento y esquemas de gobernanza
La sustentabilidad de los proyectos de GDC no reside únicamente en la eficiencia tecnológica, sino en su diseño institucional. Desde HINS hemos desarrollado marcos colaborativos que involucran a cooperativas, entes públicos y actores privados en esquemas donde la gobernanza es tan importante como la potencia instalada.
Los mecanismos de financiamiento son múltiples, pero requieren articulación: líneas sostenibles provinciales o nacionales, aportes de capital privado y, sobre todo, una planificación que permita equilibrar la inversión inicial con el retorno colectivo.
Indicadores actuales y potencial técnico
A fines de 2024, el régimen de Generación Distribuida (GD) en Argentina alcanzó:
🔸2.290 usuarios-generadores registrados
🔸330 distribuidoras y cooperativas inscriptas
🔸59 MW de potencia instalada (equivalente al consumo anual de más de 28.000 hogares)
🔸64.600 toneladas de CO₂ evitadas
Cabe aclarar que estos datos comprenden tanto a instalaciones individuales como a iniciativas comunitarias. Actualmente, el porcentaje de proyectos específicamente comunitarios (GDC) dentro de este total sigue siendo reducido, ya que la figura normativa de usuario comunitario fue incorporada recientemente y su despliegue requiere procesos asociativos más complejos.
Sin embargo, este marco consolidado de usuarios individuales demuestra que la infraestructura normativa y técnica ya existe, y que la GDC puede apoyarse sobre esta base para escalar rápidamente. Las comunidades organizadas —con asistencia técnica, soporte institucional y un marco normativo claro— tienen hoy una ventana de oportunidad concreta para ocupar un lugar más relevante en la transición energética nacional.
Aporte técnico y acompañamiento integral
La experiencia de HINS en este campo no es casual ni reciente. Nuestro trabajo en parques solares comunitarios se basa en tres pilares:
✔️Dominio técnico e ingeniería aplicada a contextos reales.
✔️Acompañamiento en la estructuración legal y financiera de los proyectos.
✔️Compromiso territorial con actores locales.
Cada una de estas etapas implica desafíos técnicos y de articulación:
– En la fase de diagnóstico, analizamos la demanda energética, el perfil del usuario y el marco regulatorio específico según la provincia o municipio.
– En la etapa de diseño conceptual, definimos la ubicación, la potencia óptima, y preparamos las simulaciones de generación y escenarios de rentabilidad.
– Durante la ingeniería de detalle y ejecución, garantizamos calidad técnica, trazabilidad de equipos y compatibilidad con los estándares de cada distribuidora, coordinando además las gestiones con entes reguladores.
– En la puesta en marcha, acompañamos en las habilitaciones técnicas, protocolos de conexión e inscripción de usuarios.
– Finalmente, durante la operación y monitoreo, implementamos herramientas de seguimiento remoto para asegurar el rendimiento del parque y su sostenibilidad operativa.
Ejemplo de ello son los parques solares comunitarios que desarrollamos en articulación con cooperativas locales en General Roca, Arroyo Cabral, Jovita, Vicuña Mackenna, Oncativo y La Laguna, en la provincia de Córdoba. En cada caso, implementamos soluciones adaptadas a las condiciones técnicas, sociales y regulatorias de cada localidad, demostrando la versatilidad del modelo de GDC en contextos diversos.
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Impactos y desafíos de una transición inclusiva
La Generación Distribuida Comunitaria no es una utopía ni un concepto de laboratorio. Es una práctica concreta, con resultados técnicos y económicos medibles, y con un impacto social y ambiental profundo.
Para las cooperativas eléctricas, representa una oportunidad para diversificar su rol, ampliar servicios, retener demanda y fortalecer su inserción en la transición energética. Para las PyMEs e industrias locales, es una vía de reducción de costos, mejora de competitividad y alineación con los mercados sostenibles que exigen trazabilidad energética. Para los gobiernos locales, es una herramienta de política pública con impacto territorial directo, capaz de catalizar empleo, inversión y participación ciudadana. Para las comunidades, es la posibilidad de apropiarse de su modelo energético, participar de los beneficios de la descarbonización y construir resiliencia frente a crisis estructurales.
El modelo GDC, además, interpela al Estado y al sistema regulatorio: requiere una gobernanza multiactoral, esquemas de articulación interjurisdiccional, acceso equitativo al financiamiento y una institucionalidad que pueda acompañar su complejidad técnica y política. No se trata solo de habilitar generación, sino de reconfigurar la forma en que se gestiona, distribuye y apropia la energía.
Desde HINS, creemos que este modelo es una de las apuestas más coherentes con los desafíos de la coyuntura energética, económica y climática de nuestro país. Y sabemos que su desarrollo no depende solo de la tecnología, sino de la decisión de los actores de comprometerse en la construcción de un futuro energético más descentralizado y sostenible.